Soñaré con sa Pedrissa

Cuando empiezas en un nuevo deporte hay muchas cosas que te sorprenden. Hablando de ciclismo la lista es interminable, desde la cantidad de complementos necesarios para la bici y para el ciclista hasta la manera en la que poco a poco te va enganchando. Pero quizás una de las que más me sorprende de la bici es como te redescubre multitud de caminos por los que nunca habías pasado o por los que habías pasado pero no los habías apreciado con detalle.

Hoy, como ya había dicho en mi anterior entrada, tocaba un entreno duro, más aun si cuando te despiertas miras por la ventana, descubres que llueve, hace viento e incluso escuchas algún relámpago. Por unos momentos no se que hacer, necesito este entreno, pero la carretera estará horrible y no me la quiero jugar, decido desayunar y pensarlo con calma. Para cuando termino de desayunar sigue lloviendo y me llegan mensajes de gente que al final no vendrá. Decido desconvocar la quedada y llamar a los que venían desde Palma...

Unai!! Hola soy Migue, por Santa Maria llueve, así que al final no saldremos.
Por Palma no llueve además he quedado con Pablo ahora mismo, voy a buscarle y te llamo...
Migue!!, Pabloca y yo vamos subiendo para Santa Maria, ¿Que haces?

Pues que voy a hacer, vestirme corriendo con las galas ciclistas más aptas posibles para la lluvia que consigo, pasear a la perra y acudir a mi cita de las 8:00... y sigue lloviendo.

Al final entre unas cosas y otras nos juntamos Unai, Pablo, el Cubano, Josele y yo mismo. Salimos hacia Alaró y la lluvia cada vez picaba más y cuanto más llovía menos claro tenía terminar la ruta programada. Subir se hacía duro como siempre, pero bajar era aun peor, los frenos se reían de mi y las ruedas daban la impresión de que estaba circulando sobre una pista de bolos.

Cuando hemos pasado de Orient la lluvia ha desaparecido y no la hemos vuelto a ver en toda la ruta (que suerte) aun así el asfalto no estaba para muchas tonterías. Manuel se nos ha unido en el coll d'honor donde Unai ha pinchado.

Cuando hemos llegado al coll de Soller, hemos oido un ruido raro, como un motor de avión, y al girarnos hemos visto como nos adelantaba el hombre del momento, Pep Lliteres que iba con un grupito pequeño a ritmos de vértigo (para mi al menos). Yo como siempre a mi ritmo trin trin, tran tran he subido el coll de soller con la sensación de que es un puerto muy fácil (quien me lo hubiera dicho hace unas semanas) aun así mis ritmos no pasan de 14~15 km/h subiendo.

Bajamos a Soller un poco más animados porque el asfalto se había secado y empezamos a subir hacia Deia sin prácticamente pararnos. La subida a Deia no es nada del otro mundo, aunque tampoco es bajada, ehh! Pero cuando dejas Deià y te diriges hacia Valldemosa comienza la temida Pedrissa y aquí se acaba la tontería.

Para los que no hayan ido a la Pedrissa, solo puedo decir que es imposible que te lo describan tan jodido como es. Las rampas son duras, rectas e interminables, cuando crees que ya no puede ser peor, que ya has subido demasiado, que ahora te tocará bajar, aparece un nuevo falso llano que te quita las pocas fuerzas que te quedan. Para cuando he llegado a Valldemossa estaba MUERTO. Menos mal que la coca de patata, el café y el avituallamiento de cocacola me han reanimado. Estoy seguro que algún día tendré pesadillas en sa Pedrissa.

A partir de Valldemossa me he pegado a rueda de Josele y Manuel y he llegado a Santa María con las fuerzas que me quedaban.

Aquí el track para los curiosos: http://connect.garmin.com/activity/80538519

Nuevas Dudas
El último post lo terminé contando lo positivo que estaba frente a mi reto de la Decathlon167. Aunque el optimismo sigue predominando, he de reconocer que no esperaba que el día de hoy me dejara tan tocado. Cuando he llegado a Santa María he pensado en que el día de la 167 pasaré a 500 metros de mi casa cuando ya habré pasado lo más duro de la prueba, estaré reventado y me quedarán unos 40 km. Espero que al menos el día 30 no llueva.

Agradecimientos
Quiero terminar este Post agradeciendo a todos los que me han acompañado en las últimas rutas que he montado. Este último mes he recorrido la serra por tramos desde Pollensa hasta Valldemosa y  nunca he tenido que entrenar solo. Teniendo en cuenta que mis ritmos subiendo son muy malos eso implica que muchas veces me tengan que esperar o incluso que, como hoy ha hecho Unai y el otro día Berto, bajen su ritmo para acompañarme. Gracias a todos, mi Decathlon 167 irá dedicada a vosotros.