Las últimas semanas he estado bastante liado con cambios en el trabajo y en casa así que para poder entrenar he tenido que sacar el tiempo de donde lo lo hay. Levantarme a las 6:30 para correr con Elly por la mañana durante su paseo, hacer rodillo al medio día en la hora de la comida, correr por la noche... en fin nada que no hayan hecho muchos otros triatletas antes.
A partir del domingo 4 muchas cosas van a cambiar en mi vida. Quedará un mes para que mi mujer salga de cuentas, así que la prioridad será preparar todas esas cosas que unos padres novatos tienen que preparar: habitación, cuna, carros, ropa, pañales, etc. Los entrenos pasarán a ser un tema secundario y aunque espero poder salir a correr o con la bici de vez en cuando, no podré llevar una planificación ni prepararme ninguna prueba específica.
La consecuencia de esto es que esta es mi última semana de entrenamientos con Pep Vidal y desde aquí quiero agradecerle todo su trabajo durante estas 25 semanas. A Pep ya lo conocía antes de ser mi entrenador y sabia que apostaba sobre seguro. Estoy más que satisfecho con el resultado de nuestra aventura y más allá de lo deportivo, ahora Pep es un buen amigo y no me cabe duda de que seguiremos compartiendo buenos momentos en el futuro.
Bueno, no quiero que esta entrada suene a despedida. Siempre hay un párrafo más después de un punto y aparte y, aunque a estas alturas es difícil adivinar de que tratará el próximo capítulo, estoy seguro que será tan apasionante como el que se cerrará este próximo domingo.